Resumen

viernes, 24 de enero de 2020

Inventario aportado por Bernal Díaz del Castillo

Bernal Díaz del Castillo - Wikipedia
Firma de Bernal Díaz del Castillo - Wikipedia

Otro inventario menos detallado del mismo Tesoro, aportado por Bernal Díaz del Castillo (soldado de Cortés y posteriormente, algo crítico con él), publicado en 1795 en su "Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España"

Tomo I, Capítulo XXXIX, pp. 108-110

CAPÍTULO XXXIX.

Cómo fué Tendile á hablar á su Señor Montezuma, y llevar el presente, y la que hicimos en nuestro Real.

Desde que se fué Tendile con el presente que el Capitán Cortés le dio para su Señor Moctezuma y había quedado en nuestro Real el otro Gobernador, que se llamaba Pitalpitoque, quedó en unas chozas apartadas de nosotros y y allí trajeron Indios para que hiciesen pan de su maíz, gallinas, fruta y pescado. De aquello proveían a Cortés y a los Capitanes que comían con él (pues a nosotros los soldados, si no lo mariscábamos ó íbamos a pescar, no lo teníamos)

Y en aquella sazón vinieron muchos Indios de los pueblos por mí nombrados, donde eran Gobernadores aquellos criados del gran Moctezuma y traían algunos de ellos oro y joyas de poco valor. Y gallinas a trocar por nuestros rescates, que eran cuentas verdes, diamantes y otras cosas, y con aquello nos sustentábamos; porque comúnmente todos los soldados traíamos rescate, como teníamos aviso cuando lo de (Juan de) Grijalva, que era bueno traer cuentas; y en esto pasaron seis ó siete días.

Y estando en esto, vino Tendile una mañana con más de cien Indios cargados y venía con ellos un gran Cacique Mexicano cuyo rostro, facciones y cuerpo se parecían al Capitán Cortés y adrede lo envió el gran Moctezuma porque, según dijeron, cuando a Cortés le llevó Tendile dibujada su misma figura, todos los principales que estaban con Moctezuma dijeron que un principal que se llamaba Quintalbor se parecía  a Cortés. Así se llamaba aquel gran Cacique que venía con Tendile; y como parecía a Cortés, así le llamábamos en el Real: Cortés acá, Cortés acullá.

Volvamos a su venida y lo que hicieron al llegar donde estaba nuestro Capitán; y fue que besó la tierra con la mano; y con braseros que traían, de barro y en ellos su incienso, le zahumaron, a él y a todos los demás soldados que allí cerca nos hallamos. Cortés les mostró mucho amor y los asentó cerca de sí. Y aquel principal que venía con aquel presente traía el encargo de hablar conjuntamente con Tendile. Ya he dicho que se llamaba Quintalbor.

Y después de haberle dado el parabién venido a aquella tierra y muchas otras pláticas que pasaron, mandó sacar el presente que traían encima de unas esteras que llaman petates; y tendidas otras mantas de algodón encima de ellas, lo primero que dio fue:

Una rueda de hechura de Sol tan grande como de una carreta, con muchas labores, toda de oro muy fino, gran obra de mirar, que valía lo que después dijeron que había pesado sobre los veinte mil pesos de oro;

Otra mayor rueda de plata, con la figura de la Luna, con muchos resplandores y otras figuras en ella; y ésta era de gran peso, que valía mucho.

Un casco lleno de oro en granos crespos como lo sacan de las minas, que valía tres mil pesos. Aquel oro del casco tuvimos en más, por saber cierto que había buenas minas, que si trajeran treinta mil pesos.

Veinte ánades de oro, de muy prima labor y muy al natural.

Unos como perros de los que entre ellos tienen y muchas piezas de oro figuradas, de hechura de tigres, leones y monos.

Diez collares hechos de una hechura muy prima.

Y otros pinjantes.

Doce flechas y arco con su cuerda.

Dos varas como de justicia, de largo de cinco palmos, todo esto de oro muy fino y de obra vaciadizo.

Penachos de oro y de ricas plumas verdes y otras de plata.

Aventadores de lo mismo. 

Venados de oro sacados de vaciadizo.

Y fueron tantas cosas, que como hace tantos años que pasó, no me acuerdo de todo. Y luego mandó traer allí sobre treinta cargas de ropa de algodón tan prima y de muchos géneros de labores y de pluma de muchos colores, que por ser tantos, no quiero en ello meter más la pluma, porque no lo sabré escribir.

Y después de haberlo dado, dijeron aquel gran Cacique Quintalbor y Tendile a Cortés que recibiera aquello con la gran voluntad que su Señor se lo envía, que lo reparta con los Teules que consigo trae. Y Cortés con alegría los recibió.

Y dijeron aquellos Embajadores  a Cortés que le querían hablar sobre lo que su Señor Montezuma les enviaba a decir. Y lo primero que le dijeron, fue que se ha holgado con que hombres tan esforzados vengan a su tierra, como le han dicho que somos; porque sabía lo de Tabasco. Y que desea mucho ver a nuestro gran Emperador, pues tan gran Señor es, pues desde tan lejanas tierras como veníamos, tiene noticia de él y que le enviará un presente de piedras ricas. Y  que entretanto, que  estuviésemos allí en aquel puerto, si en algo nos puede servir, que lo hará de buena voluntad. Y en cuanto a visitarle, que no curasen de ellas, que no había para qué y poniendo muchos inconvenientes. Cortés les volvió a dar las gracias con buen semblante por ello. Y con muchos halagos dio a cada Gobernador dos camisas de Holanda, diamantes azules y otras cosillas. Y les rogó que volviesen a México a decir a su Señor, el gran Moctezuma, que puesto que habíamos pasado tantas mares y veníamos de tierras tan lejanas, solamente para verle y hablar de su persona a la suya. Y que si así se volviese, no lo recibiría de buena manera nuestro gran Rey y Señor. Y que adondequiera que estuviere, le quiere ir a ver y hacer lo que mandare. Los Gobernadores dijeron que irían y se lo dirían; pero que la visita que dice que entienden, es por demás.

Y Cortés envió con aquellos mensajeros a Moctezuma, con la pobreza que traíamos, una copa de vidrio de Florencia, labrada y dorada, con muchas arboledas y monterías que estaban en la copa. Y tres camisas de Holanda y otras cosas. Y les encomendó una respuesta.

Se fueron estos dos Gobernadores y quedó en el Real Pitalpitoque, que parece ser le dejaron encargado los demás criados de Moctezuma para que nos trajese comida desde los pueblos más cercanos. Lo dejo aquí y diré a continuación lo que pasó en nuestro Real.